El trigo sarraceno (Fagopyrum esculentum) es un pseudocereal originario de Asia Central, también llamado alforfón. Es muy preciado por los celíacos, ya que no contiene gluten, y como la quinua o el amaranto, el trigo sarraceno posee proteínas de alta calidad, aminoácidos esenciales y bajo índice glucémico.
En la Argentina comenzó a producirse en regiones como el sudeste bonaerense y sur de Córdoba, con la finalidad de conocer su comportamiento y utilizarlo para producir grano o como cultivo de servicio.
El trigo sarraceno está muy lejos de ser un trigo. Es una poligonácea que, industrializada, brinda una harina nutritiva y libre de gluten, ideal para ser utilizada por personas celíacas, pero además es un producto muy consumido en Europa.
“Estas producciones son muy demandadas a nivel mundial. Además, agronómicamente cumple la función de removilizar el fósforo del suelo para su disponibilidad”, aseguró Lucas Andreoni, asesor de la Consultora BioRed.
Un cultivo sustentable
Andreoni es ingeniero agrónomo con especialización en agricultura sustentable y agronegocios. Además, es director de producción agrícola del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba.
“Hace tres años comenzamos a producir el trigo sarraceno para ser utilizado como cultivo de servicio, por las excelentes bondades que tiene desde el punto de vista agronómico”, sostuvo el entrevistado a El ABC Rural.
Sin embargo, con el paso de las campañas, se hicieron lotes destinados a la producción de grano por la demanda que tuvo el producto. “Es un cultivo de verano que se puede sembrar a partir de noviembre y tiene un ciclo muy corto y de floración indeterminada” sostiene.
Se trata de una especie que compite muy bien con las malezas, con la posibilidad de ser sembrado sin necesidad de aplicar preemergente. “Se comporta muy bien en competencia con las malezas” aclaró.
Al servicio del ambiente
Según Andreoni, en sus ensayos diseñan la siembra de cultivos de cobertura en base al cultivar implantado como antecesor o al que se va a sembrar luego. “En nuestras rotaciones comenzamos a integrar hace cuatro años el girasol. Es decir que cuando salimos de esta oleaginosa en febrero, sembramos el trigo sarraceno en mezclas con otras especies como servicio”, soslayó.
Estos lotes van luego a sorgo, continuando con una rotación estable y eficiente. “Mezclamos centeno, colza, vicia y trigo sarraceno. Este último es el primero que crece lo que permite removilizar el fósforo y protege a la vicia de las heladas”, manifestó.
En lo que respecta a zonas de producción para este cultivar, el especialista explicó que se puede hacer en Entre Ríos, Tucumán, Formosa y otras regiones de la Argentina, donde se están enviando semillas para producirlo.
“El trigo sarraceno mientras no sufra heladas, va a funcionar muy bien en cualquier zona productiva del país. Incluso los rendimientos que logramos obtener en secano son superiores a otras zonas del mundo”, explicó el asesor.
Un manejo simplista
La semilla es de forma triangular y el peso de 1.000 semillas se ubica en promedio en los 30 gramos. Se siembra superficialmente entre 1 a 3 cm, tiene una rápida germinación y un gran desarrollo, comenzando a florecer muy tempranamente. La misma continúa durante todo el ciclo del cultivo.
“Se siembra con máquina de grano finos a 17,5 centímetros entre hileras, con densidades de 150 a 200 granos/m2, aproximadamente 60 y 70 ya kg/ha”, comentó Andreoni.
En cuanto a la cosecha, como es un cultivo indeterminado y de crecimiento rápido, cuando se implanta de forma temprana (noviembre) en el mes de enero ya se puede cosechar. “La mejor manera de cosecha es utilizando una volteadora. Luego mediante una recolectora, previo a dejarlo secar en hilera unos seis días, se lo cosecha”, recomendó Andreoni.
El mercado del sarraceno
Es una especie muy popular en países de Europa del este, como Rusia, Ucrania y Polonia, entre otros. Pero también en Europa central, en estados como República Checa. Además en China, el trigo sarraceno se caracteriza por su elevado valor nutritivo.
“En Argentina se está produciendo mucho trigo sarraceno para el mercado interno. Hay algunos molinos chicos especializados en el procesamiento de este grano, con lo cual el panorama es alentador”, aclara el ingeniero agrónomo.
Es preciso entender que no cualquier molino puede producir esta harina, ya que se debe evitar la contaminación con el gluten. “Son molinos que tienen estrictas normas de calidad para que no haya contaminación. Por suerte en la Argentina ya hay varios en distintas localidades del interior”, explicó.
Por último recomendó: “Hay que buscar sus nichos de mercados antes de tomar la decisión de implantarlo. Una vez que se logra contar con el comprador de la producción, la rentabilidad llega y el sistema agrícola será cada vez más eficiente”.
El ABC Rural