Andreas Kripzak, vicepresidente y gerente general en la Región de las Américas para la Línea de Negocios Soluciones Funcionales de Evonik, que incluye la producción de metilato de sodio, insumo para producir biodiésel a base de éster de ácidos grasos y metilos. Lo hace en la planta que la empresa tiene en Puerto General San Martín, Santa Fe, se refirió a la inserción del biodiésel en el mercado mundial y en la Argentina.
Kripzak habló en la exitosa Conferencia Biodiésel Argentina 2022, realizada en la ciudad de Buenos Aires, la semana pasada. El vocero, señaló que “no es lógico imaginar una matriz energética solo con participación de fuentes de origen mineral, dejando a un lado el aporte de las energías renovables en general y de los biocombustibles en particular”.
Ponderó una matriz energética diversificada, y los biocombustibles se presentan como opción clara, accesible y natural para el mercado. “La industria argentina de biodiésel en su conjunto necesitaría una intensificación de su uso en el mercado local y en paralelo aumentar sus esfuerzos para conseguir nuevos y mayores mercados en el mundo”, insistió.
Por su parte Siegfried Falk, co-editor de la revista alemana especializada OilWorld; Ernest Carter, analista de biocombustibles del Departamento de Agricultura de los EE.UU., y James Fry, presidente de la consultora inglesa en agronegocios LMC International, expusieron sobre las tendencias globales de la oferta y demanda en aceites y grasas. Pero también sobre los efectos en Argentina, realizando pronósticos a corto y mediano plazo.
Mercados volátiles
Falk destacó la volatilidad de los mercados en los últimos meses, ya que los precios han subido a niveles récord, debido a la producción insuficiente y los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania. También explicó que los aceites de palma y soja son los líderes por volumen, producción y exportación.
“Hay un gran desequilibrio en los precios debido a los problemas de abastecimiento en Indonesia por la limitación de sus exportaciones. Se acumularon entre 8 y 9 millones de toneladas. Luego se retiraron las restricciones a las exportaciones y el aceite de palma de Indonesia están inundando el mercado internacional, que espera un aumento significativo de 38 M de toneladas”, explicó.
En cuento a la soja, recordó que este grano no es el cultivo ideal para producir biodiesel porque se usa solo 20% de su molienda con ese fin. Por lo cual habrá exceso de harinas de soja en el mercado.
Aceite de colza
Por otra parte, dijo que se espera un volumen récord de aceite de colza en todo el mundo, con exportaciones desde Australia y Canadá que llegan a México y Paquistán.
“En girasol no hay un panorama tan claro. Se espera una producción récord en Rusia, pero menor en Ucrania. En el último año los cultivos en Ucrania no tuvieron procesamiento, como consecuencia de la guerra con Rusia, con lo cual hay grandes stocks de girasol en ese país que se trasladaron al resto de Europa, aunque con mucha incertidumbre, respecto de cómo continuará la logística en un contexto de guerra”, dijo.
Por los motivos expuestos, se espera un aumento significativo en el consumo del aceite de colza, cuyo 40% en la UE se destina al biodiesel. El girasol también se está usando como materia prima del biodiesel, por la gran cantidad disponible proveniente de Ucrania hacia las plantas de biodiesel de la UE.
Menos soja
Al respecto, destacó que ha aumentado la cuota de biodiésel argentino que ingresa Europa, pero también entra mucho volumen chino producido por aceite de palma, a bajo precio. También explicó que Europa, por razones políticas, ha eliminado ese aceite como materia prima para producir biodiésel y que en los próximos 2 años va a dejar de usar aceite de soja con ese objetivo.
Por otra parte, señaló que EE.UU. ha tenido un importante rol en el aumento de la producción de biodiésel en los últimos años por su mayor consumo. “Actualmente esperamos un aumento de 3 M/t de la producción de aceite y Brasil volvió al 10% de corte, caso contrario el déficit en el mercado hubiera sido mayor y el desabastecimiento hubiera sido mayor”, reaccionó.
El mercado estadounidense se transformó en una isla. Existe una diferencia entre los fundamentos de Estados Unidos y lo que se ve en el resto del mundo. “Las importaciones netas crecen 4.7 a 4.8 M/t de aceite que fluye de Canadá a EE. UU., en aceite de colza. EE. UU. se está convirtiendo en un importador neto de grasas de origen animal”, explicó Falk.
Pereza
Por su parte, Ernest Carter, destacó que el nacionalismo económico y la sustitución de importaciones impactan en los biocombustibles. Argentina siempre fue un gran exportador, pero el mercado en general es proteccionista. Mencionó a EE.UU., Gran Bretaña, Indonesia, Brasil, Malasia, Singapur, Tailandia, China y Argentina, como los mayores productores mundiales de biodiésel.
Precisó que el 20% del mercado global corresponde a la producción estadounidense y que hay una resistencia considerable de la industria petrolera en el avance de biodiesel en varios países.
También señaló el crecimiento en EE.UU. del SAF y otros combustibles bajos en carbono, tal como el biodiésel. “En la medida que las importaciones sean 15 a 18% del mercado estadounidense será tolerable, pero más allá de esa proporción volverá a ponerse la cláusula antidumping”, explicó.
Competitividad ambiental
En tanto, Ignacio Leone, director de Desarrollo de Negocios y Sostenibilidad de la empresa Explora, disertó sobre el almacenaje y manipuleo del biodiésel, los mitos y verdades. Resaltó que, si se siguen las recomendaciones técnicas y las buenas prácticas de manejo el biodiésel no presenta diferencias con los combustibles minerales. Expuso sobre la funcionalidad de un contenido de biodiésel del 20%, o con cortes superiores en el gasoil mineral, y explicó su adaptabilidad a climas fríos, mostrando el caso de Alaska, donde se lo utiliza con temperaturas de -20º C.
No obstante, aclaró que “el biodiesel es un complemento del gasoil fósil pero no lo suplanta”. Recordó que su manipulación requiere mayores cuidados que el gasoil fósil. Y que su gran ventaja es la reducción de emisiones de GEI de entre 60 a 90, además de ser mucho menos inflamable que el gasoil. Fuente: Clarin
El ABC Rural