Un marcado déficit hídrico y temperaturas elevadas en el período crítico de la soja disminuyen en gran magnitud el rendimiento. Por éste y otros motivos, muchos sistemas mixtos comenzaron a considerar un destino alternativo, adelantando la cosecha y confeccionando reservas en forma de silajes.
Como la decisión de destinar el cultivo a reserva forrajera surge de la coyuntura climática, las variedades sembradas y el estado fenológico avanzado, hacen que el volumen y la calidad del silo difieran del potencial.
Sin embargo, varios especialistas pasaron por la edición N°209 de la Revista Aapresid para dejar sus recomendaciones para obtener una correcta conservación hasta el momento de su uso
¿Qué diferencias hay con el maíz para silo?
Comparado con maíz o sorgo, la soja es un cultivo con mayores dificultades para su conservación como silaje. Esto se debe a dos factores que pueden derivar en procesos de fermentación indeseados.
En primer lugar, al tratarse de una leguminosa, posee un alto contenido de proteínas y un bajo porcentaje de azúcares fermentables. En segundo lugar, en estados fenológicos avanzados, su contenido de humedad es alto.
Al presentar un alto poder buffer, se recomienda picar con contenidos de materia seca cercanos al 40-45%. De esta manera hay un mejor control del proceso fermentativo gracias a la mayor capacidad de las bacterias lácticas de crecer en medios de menor humedad.
Esto es clave para lograr una correcta generación de ácido láctico, logrando un rápido e intenso descenso del pH, contribuyendo a la estabilidad de conservación, y evitando el desarrollo de bacterias butíricas que alteran la calidad del alimento y pueden, inclusive generar toxicidad.
¿En qué momento cortar el cultivo?
El principal factor que influye en la calidad del forraje de soja es el estado de madurez fisiológica al momento del corte. En fases de desarrollo R3 y R4, si bien el cultivo presenta vainas y grano en formación, la calidad del silaje está dada por las hojas verdes y tallos digeribles.
En estados más avanzados, la presencia de granos más maduros aumenta el contenido oleico, que pueden derivar fermentaciones butíricas e inclusive recubrir la fibra en rumen y generar diarreas. Por esto, se debería priorizar el picado previo a R5.
También es importante el tipo de cultivar, ya que en la misma etapa de desarrollo, aquellos de maduración tardía tienden a producir mayores rendimientos de forraje, pero de menor calidad.
Más claves para no fallar
El objetivo primordial en la confección de este tipo de reservas es lograr la colonización con bacterias deseables. Por este motivo, el uso de aditivos es una súper herramienta a la hora de ser más eficientes en la conservación.
Los contenidos de MS de la planta en pie varían de 24% a 35% en estados de R3-R5, por lo que es necesario realizar un oreado previo al picado. Aquí es importante evitar la contaminación con tierra que incremente el inóculo de bacterias indeseables.
Con respecto a la uniformidad de picado, un factor que influye en forma directa es el andanado. Si las andanas no son voluminosas, los rodillos no ejercen presión suficiente sobre el forraje, al pasar la cuchilla, arrastra y desgarra el material, resultando gran variabilidad en el tamaño de picado.
Finalmente, antes de tomar la decisión del cambio de destino de la soja grano a conserva como silaje es importante, además de evaluarlo con un nutricionista, seguir las recomendaciones generales de cualquier ensilaje respecto a buena compactación, tapado, suministro y extracción que se aplican en silos de especies tradicionales. Leer nota completa en Revista Aapresid N°209
El ABC Rural
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