Camisa se vio muy afectada por la situación. “Me da mucha impotencia porque como si nada violaron nuestra intimidad. A esa casa la hizo mi papá con mucho esfuerzo y es muy triste ver como la destruyeron”.
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Para llegar al establecimiento hay que recorrer 17 kilómetros por camino de tierra. “Vivo en la ciudad, pero tengo amueblado el campo para ir con mis nietos y mis hijos a pasar los fines de semana y las vacaciones. Los otros días voy sola porque mis nietos estudian y mis hijos trabajan, pero ahora me da miedo porque no sé con lo que me pueda encontrar”, comentó a La Nación.
“Mis hijos me trajeron con ellos porque me dijeron ´mamá te vas a enfermar´ si seguís así. Es muy triste, te hacen sentir que no podes tener nada. Uno trabaja mucho para poder comprar las cosas porque todo está muy caro. Pero después de un día para el otro te lo sacan”, comentó.
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Precisamente, según lo explica el psicólogo Bernardo Stamateas, en casos de estrés postraumático, “es fundamental el afecto a través de lazos afectivos que brinden seguridad, apoyo y contención. Frente al dolor, necesitamos más que nunca una comunidad que nos acepte, nos respete y haga su aporte para hallarles un sentido a las vivencias negativas”.
Eso es lo que están haciendo los hijos de Mabel Camisa. El resto lo hará el tiempo y la capacidad de resiliencia del ser humano, esa fuerza interior que le permite a las personas seguir adelante con su vida, después de haber sufrido una experiencia traumática. (Fuente consultada y fotos: La Nación)
El ABC Rural
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