Leo y el Maxi conocen cada uno de lo suyo. Los dos saben muy bien lo que hacen.
Maxi tiene el campo pegado al límite norte del pueblo, lo trabaja hace varios años y lo conoce tanto como a la tecnología necesaria para que los cultivos rindan y superen los problemas del clima y de la economía que casi siempre juega en contra.
Lionel Messi y la Selección Argentina de fútbol conforman un equipo de excelencia en el implacable ambiente competitivo del fútbol internacional.
Igual que sus antepasados del 78 o del 86, tienen el ADN del talento argentino del potrero, pero ahora con el valor agregado de la rigurosa prueba en competencia en las ligas europeas.
Maxi viene de una campaña marcada por la sequía que solo va dejando pérdidas económicas y que ya casi no cuenta con agua útil para los cultivos que siguen, producto del tercer ciclo Niña consecutivo.
A fines de noviembre la situación hídrica es crítica y lo alejan de una revancha. A buscarla al fondo del arco masticando bronca y repensar cómo seguir.
El equipo de Messi también arrancó mal en Qatar. Lo sorprendió un ignoto equipo saudita que le sacó un invicto de 36 partidos, y lo metió en una lógica de mata-mata para cada uno de los siguientes partidos. De ahí en más la única opción es ganar todos los partidos, uno a uno, para no volver antes de tiempo a casa.
A digerir el golpe y rearmarse. Scaloni abre la concentración para lamerse las heridas entre familia y amigos y mete mano al equipo, revisa los esquemas de juego y hace cambios que no son nada fáciles. Salen un par de históricos que no están en su mejor momento, entran Enzo, Alexis, Julián, son todos cracks, pero quién sabe cómo rendirán.
Poniéndole el pecho a la sequía a pura tecnología
Pero rinden y Argentina atraviesa el desafío de México. Punto de inflexión, el equipo está rearmado técnica y anímicamente.
A Maxi le duró poco la angustia. Unos pocos milímetros de lluvia le alcanzaron para llamar al proveedor, sacar semilla y fertilizante y volver a la carga.
Y ya que hace años siembra con agricultura de precisión acepta el ofrecimiento del ingeniero Carlos “Charly” Faricelli y carga en el software de su sembradora el archivo con prescripción para “dibujar” el rostro del capitán, del 10, de Leo Messi, en los surcos de maíz que ahora va a sembrar sobre la hora.
Gracias a la tecnología de georeferenciación con el sistema GPS, cada metro cuadrado del manejo del cultivo puede ser ajustado a la variable óptima para mejorar la eficiencia del uso de insumos y la sustentabilidad.
En este caso, ahí cuando el software lea una coordenada específica, la sembradora abrirá el dosificador y descargará un poco más de semilla para “tatuar” cada seña del rostro del 10.
Aunque el agua sigue siendo poca la semilla de maíz se embebe lo suficiente, germina, se banca los patógenos del suelo y tiene fuerza para romper la costra seca del suelo y emerger para ver la luz del sol en el piedemonte cordobés. Cada plantita prende los motores de la fotosíntesis y ahora sí, como Argentina en Qatar, no la para nadie. Acá también hay un punto de inflexión.
Sí, usted está viendo bien. No frote sus ojos con los dedos. Es la cara de Leo Messi sembrada. El ingeniero agrónomo Carlos Faricelli lo hizo posible en su campo. Una bellísima locura.
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— VarskySports (@VarskySports) January 5, 2023
Allá y acá
Allá en Doha, De Paul se endereza, Enzo y Alexis la rompen, la defensa se amuralla, el Dibu saca un par de pelotas milagrosas y se ataja todo en los penales contra Holanda y en la final.
Angelito vuelve loco a los franceses y deja su marca como está predestinado: en las paradas bravas. Leo es caudillo dentro de la cancha y brilla en todo su esplendor de punta a punta de la copa. El técnico y su equipo lidera con templanza, decisión y sabiduría desde el banco. Y pasó lo que tenía que pasar, la tercera copa está en Argentina.
Ahora en el campo, siendo 10 de enero, a medida que las plantitas de maíz crecen, el lote del Maxi, en Los Cóndores y otra veintena de campos en todo el país, están revelando día a día la imagen del 10 que empieza a verse nítida desde el aire.
Un mensaje del agro a la comunidad
El rostro de Leo Messi en esa veintena de lotes será un oasis en medio de la seca que castiga a la agricultura argentina y quizás la mejor acción de comunicación de agro en mucho tiempo.
Así quedarán unidas, es cada una de esas imágenes, la pasión popular y la empatía con el sentimiento de todo el país y un homenaje al talento, el esfuerzo y el mérito con la demostración de una tecnología de alto valor que atraviesa todo el proceso agrícola y que es masivamente usada a diario por los productores.
Cada imagen de Messi en los campos de Argentina es un mensaje del agro a toda la comunidad.
Un mensaje que confirma que, en Argentina, suelo, aire, agua, espíritu, cultura y conocimiento constituyen el mejor agro y fútbol del mundo.
Podemos decir orgullosos que, en Argentina, hay una identidad de excelencia en fútbol y agro.
Por Victor Piñeyro, ingeniero agrónomo, consultor y director del
Observatorio de Comunicación de Agronegocios
El ABC Rural