Se confirmó que esta campaña agrícola será la peor en 27 años. El 80% de la zona núcleo fue alcanzada por los pronósticos y la provincia de Santa Fe no está ajena. En este territorio, el trigo crece a un ritmo inusual y la decisión de los productores está dividida.
“Hay quienes piensan en sacarlo y terminar con el cultivo, pero otros prefieren avanzar y por lo menos cosechar algo para intentar salvar los gastos“, destacó la ingeniera agrónoma Julia Capurro, especialista del INTA Arroyo Seco.
La situación es tan compleja que la esperanza de lluvias se diluye cada hora. “Hace muchos meses que no llueve en el sur de Santa Fe y ya afectó significativamente a los cultivos de maíz que deberían comenzar a implantarse en este momento”, diagnosticó en diálogo con El ABC Rural.
Respecto a los cultivos de invierno, reconoció que “el trigo de ciclo largo no pudo ser implantado”, y aseguró que “los trigos que están encañando definieron el número de tallo por metro cuadrado y no hay perspectivas favorables en cuanto a rindes”.
“Hay situaciones contrastantes”
No obstante, la especialista, dijo que en el marco de una sequía extrema, en el sur provincial “hay situaciones contrastantes en el estado de los cultivos, entre suelos planos y ondulados”, mencionó Capurro.
En suelos planos, se observa un mejor estado a pesar de la situación general de sequía. Por su parte, en los lotes ondulados de Cañada de Gómez, sur de Armstrong, Correa y Villa Eloísa, la situación empeora día a día.
“Los trigos en terrenos ondulados están en muy malas condiciones, aunque tampoco al resto le sobra nada”, reconoció.
El retraso de los cultivos de verano
Como era de esperarse, los productores que tenían pensado sembrar maíz ya atrasaron su fecha de siembra por el impacto de “La Niña”. “Todavía no se inició la siembra de maíz en nuestra región. Muchos productores optaron por implantaciones de diciembre, aunque otros están esperando que llueva para comenzar a sembrar”, dijo Capurro.
Lo mismo va a ocurrir con la soja. “No hay dudas que se correrá la fecha de siembra de soja en el sur de Santa Fe. Por lo general se arranca en octubre, pero aunque lloviera, los productores la implantarán desde noviembre ya que los perfiles están totalmente descargados”, sostuvo.
En ese sentido, dijo que en evaluaciones realizadas por su equipo de trabajo, en la zona sur de su área de influencia, hay sólo “entre 40 y 70 milímetros de agua útil” en las napas. Además, en zonas de mejor situación, en lotes ubicados más al norte, se observa entre 120 y 140 milímetros de agua útil.
“En todos los casos, realmente no alcanza el agua acumulada en los perfiles pensando en los cultivos estivales. Por eso estamos todos a la espera de las lluvias de fines de septiembre y octubre para que las perspectivas mejoren”, aclaró.
“El año pasado hubo buena respuesta de los maíces de diciembre”
Para Capurro, muchos productores, desde hace meses, están pensando en llevar la siembra que tenían programada para este mes en el sur de Santa Fe, a diciembre. “Ocurre que en la campaña anterior, hubo maíces tardíos implantados en diciembre que tuvieron muy buenos rendimientos”, reconoció.
Con esa experiencia, muchos agricultores prefieren no arriesgarse. Sin embargo, hay otros que están esperando una precipitación de 50 ó 70 milímetros para comenzar con los trabajos de siembra un poco más temprano.
“La fecha tradicional para la siembra de maíz en nuestra región es la primera quincena de setiembre. Esto será imposible en la presente campaña, y directamente, la gran mayoría va a pasar a diciembre“, destacó.
Por su parte, dijo que muchos productores van a retrasar también la siembra de sorgo granífero y reconoció que está apareciendo el girasol como una alternativa. “El girasol se convirtió en una alternativa para suelos marginales y en campañas donde la sequía pega fuerte. Ayudado por su buen precio de mercado y los rendimientos logrados en la última temporada”, indicó.
La oportunidad de los cultivos de cobertura
Aunque los cultivos de cobertura (CC) vienen ganando terreno a paso lento pero firme, para algunos productores se presentan dudas respecto del consumo de agua que podrían hacer en campañas de lluvias escasas. Sin embargo, por el contrario, su efecto es más notable en años secos.
“Los CC son útiles no solo como aliados para mantener a raya a las malezas difíciles, sino también para disminuir la erosión hídrica y absorber más agua, contrariamente a lo que muchos podrían imaginar”, expresó convencida la entrevistada.
En un trabajo desarrollado en Cañada de Gómez, aplicando lluvias simuladas durante el mes de diciembre, se pudo medir que con una precipitación de 60 mm por hora en un cultivo de soja y en un suelo sin cubierta vegetal, se perdió hasta el 50% de la lluvia aplicada.
“Por el contrario, en el mismo lote con cubierta vegetal proveniente de CC, el inicio de los escurrimientos se dio recién a los 30 minutos de iniciada la lluvia y las pérdidas totales de agua fueron solo del 28%”, concluyó Capurro, mostrando los beneficios de está practica en años secos.
El ABC Rural
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