Gusano Blanco, la plaga que podría estar en lotes destinados a trigo

Los especialistas aseguran que es fundamental monitorear los lotes que se destinarán a trigo durante la campaña 2020 para descartar la presencia de insectos perjudiciales para el cultivo que, por estar actuando bajo la superficie del suelo, pasan desapercibidos hasta que se observan sus daños.

gusano blanco
El trigo no es el único alimento de los “gusanos blancos”, ya que se ha comprobado el consumo abundante de rastrojos de cultivos antecesores que realizan alrededor de la entrada a su galería, especialmente de trigo-soja. (Foto INTA)

Los productores comienzas a decidir si sembrar o no trigo, con la mirada puesta en el plano económicos y agronómico de la situación. Sin embargo ese no es el único aspecto a analizar. Insectos perjudiciales que no se ven, como el gusano blanco, es algo que se debe atender.

La elección de los lotes que se destinarán a la siembra de trigo, debería realizarse con información que permitiera calificar la productividad del cultivo en cada una de las etapas de su ciclo: cultivo antecesor, disponibilidad de agua en el perfil, nivel de nutrientes y hasta existencia de plagas y malezas.

“Habría que descubrir antes de la siembra, la existencia de insectos perjudiciales para el cultivo que, por estar actuando bajo la superficie del suelo, pasan desapercibidos hasta que se observan sus daños cuando es tarde para un control eficiente”, explicó el ingeniero agrónomo Rubén Massaro, especialista del INTA Oliveros.

El más popular de los insectos de suelo que afectan al trigo es el “gusano blanco” (conocido también en las áreas urbanas como “gallinita ciega”), que es la larva u oruga del “bicho torito” o “bicho candado”, coleóptero denominado científicamente Diloboderus abderus (Sturm.).

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Según el ingeniero agrónomo Rubén Massaro, se han identificado más de 10 especies, de las que se consideran económicamente perjudiciales.

“Esta especie es la única perjudicial de un grupo llamado complejo “gusanos blancos”, que incluye varias de los coleópteros”, ejemplificó el profesional.

Estar atentos siempre

Si bien las poblaciones del “gusano blanco” o “bicho torito” parecieran haber disminuido en los últimos ciclos agrícolas, los especialistas en agronomía siguen recibiendo consultas sobre “cómo parar al gusano blanco” en la época en la que habitualmente se hacen visibles los daños sobre la superficie; más precisamente, desde el mes de agosto en adelante.

Muchas veces la frecuencia (número de cultivos afectados) puede ser baja, pero la intensidad (gravedad) de los daños suele ser muy alta. “Su ciclo transcurre en el suelo durante los estados de huevo y larva (etapa perjudicial) que está activa desde febrero-marzo hasta fin de octubre-noviembre”, explicó Massaro.

Bicho torito

El reconocido especialista advirtió además a fines de octubre y principios de noviembre “las larvas ya están en el estado de prepupa o pupa”, cesando la alimentación y el daño a los cultivos.

El gusano transcurre con tres estadios y durante la misma construye una galería que puede llegar a más de 30 centímetros de profundidad y 20 milímetros de diámetro. Mientras la larva está activa, esta galería se mantiene limpia y cubierta por un montículo de tierra removida.

“Consume hasta una planta de trigo por semana”

El “gusano blanco” del tercer estadio es el que más consume desde junio-julio hasta fines de octubre, aproximadamente. “La información proveniente de Brasil indica que una larva de “bicho torito” puede consumir una planta completa de trigo por semana”, indicó el referente.

El consumo de las raíces del trigo no suele ser descubierto en el campo, pero las plantas son fácilmente extraíbles y, cuando escasean las lluvias, el cultivo se ve afectado más que otros porque sus raíces no pueden extraer agua de la profundidad del suelo, lo que se traduce en reducciones drásticas de rendimiento.

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El gusano construye una galería que puede llegar a más de 30 centímetros de profundidad y 20 milímetros de diámetro.

El desarrollo se cumple sin interrupción en un mismo lote a través de las diferentes secuencias de cultivos ya que no colonizan rápidamente desde afuera, como ocurre con las plagas de la parte aérea; en este sentido vale destacar que los machos no vuelan pero sí las hembras.

“Las poblaciones presentan variaciones según los cultivos que componen las secuencias agrícolas, la acción de los controladores naturales y las prácticas agronómicas”, continuó Massaro y aclaró:

“Los suelos compactados y secos favorecen la oviposición y el nacimiento de las larvas; el cultivo de soja es preferido por las hembras para colocar los huevos en el suelo y así, las larvas quedan protegidas y con alimento”.

Detección y manejo

El ingeniero aconseja revisar preferentemente los lotes en los que se hayan observado daños en cultivos de maíz o trigo durante los años precedentes.

“Recomendamos hacer más de 10 pozos con pala (25 x 50 cm en superficie y 30 cm en profundidad) en sitios bien distribuidos en todos los sectores del terreno”, dijo para garantizar su constatación.

Los “gusanos blancos” se presentan agrupados (en “manchones”) y son más abundantes donde hay gramíneas naturales (“cebadilla”, “raygrás”, “avena fatua”) y, a veces, en los sectores de bordura linderos con pasturas o caminos empastados.

Esta tarea debe hacerse antes de la siembra con el tiempo suficiente para tomar la decisión de control, pero no demasiado anticipada con respecto a la fecha de siembra prevista del trigo.

“Las larvas pequeñas de ‘gusanos blancos’ son más difíciles de identificar, no se les da tiempo para actuar a los parasitoides (controladores naturales) y no se pueden ver sus pupas subterráneas”, manifestó.

Vale aclarar que se comprobó la eficacia de varios de ellos (avispas) en el control natural del “bicho torito”, especialmente cuando no se utiliza “chorro de piretroide” con el barbecho químico, que los elimina.

“Cuando se encuentren más de 4 larvas de “bicho torito” por metro cuadrado en promedio del lote, se puede recurrir al control químico”, sentenció Massaro y aseguró:

“La aplicación de Clorpirifos a la dosis de 2 litros al 48 % por hectárea, fue suficiente para controlar altas densidades de Diloboderus abderus (más de 50 larvas/m²), comparadas con las experiencias en Brasil que fue de 27 larvas /m²”.

3 COMENTARIOS

  1. Nosotros le decimos isoca en Paraná , sirve como carnada para la pesca . Mí padre curaba la bichera de animales y plantas ( de palabra ) en el campo , .me enseñó . Hasta ahora fui empleando ese método con animales y personas y da buenos resultados , con los gusanos de los vegetales no he tenido oportunidad de probar .