Claramente, una devaluación de la moneda mejora la competitividad del sector ganadero en el exterior por la brecha cambiaria.
Sucede que en el caso de la cadena de la carne, a diferencia del sector agrícola, la participación de la exportación no supera el 30% de la producción total y por otro lado, como en muchos otros sectores, no siempre se produce una transferencia plena al resto de los eslabones de la cadena.
En ese sentido, desde el mercado ganadero Rosgan de la Bolsa de Comercio de Rosario, sostienen que más allá de la devaluación que registra nuestra moneda contra el tipo de cambio oficial, existe una diversidad de cotizaciones que abren brechas muy amplias, marcando la devaluación real que percibe el mercado.
La brecha cambiaria preocupa
Mucho se habla del efecto retenciones pero poco de la brecha cambiaria. Si bien su efecto no es despreciable, especialmente para aquel ganadero que produce animales para exportación y percibe un ‘dólar carne’ 9% inferior al dólar oficial, para el resto del mercado que tiene por destino el consumo interno, la mayor distorsión reside en la brecha cambiaria.
“El origen de estas brechas resulta claro. En un país con fuerte propensión a la dolarización y estrictos controles para operar en el mercado oficial, la
demanda no encuentra otra salida que volcarse al dólar paralelo”, admite el último informe del Rosgan.
Incluso con las limitaciones vigentes para operar el billete paralelo o ‘blue’ durante este tiempo de cuarentena, esa demanda de dólares terminó canalizándose a través de la operatoria bursátil.
¿Reacción de precios o insumos?
Ahora bien, ¿qué valores reaccionarán primero, los insumos o los productos?.En este sentido, con una fuerte participación de consumo local cuyo poder adquisitivo, en general, muestra retrasos contra la inflación, posiblemente la velocidad de ajuste de los precios de la carne -y hacia atrás de la hacienda- termine siendo más lenta que la de los insumos que requiere su producción.
En definitiva, costos de la cadena que ajustan en función de las expectativas futuras de devaluación y un producto final que encuentra un techo muy duro de quebrar en el poder de compra del asalariado, podrían conducir a una pérdida directa del valor de compra del productor.
Sin dudas, tras la pandemia, ganar participación en los mercados externos será muy difícil si Argentina no logra mantener un tipo de cambio competitivo.
Sin embargo, mientras existan estos desacoples cambiarios entre cotizaciones libres y oficiales, el esfuerzo que está haciendo el consumidor local soportando altas tasas de inflación, terminarán derramándose entre los distintos eslabones de la cadena productiva sin llegar a plasmarse en una mayor rentabilidad para el sector.