Luego de una zafra con sequía persistente en la zona legumbrera, los rendimientos de las legumbres no fueron los que esperaban los productores. Sin embargom no es el único inconveniente que se observa en la actividad.
Quienes cultivan arveja, poroto, garbanzo y lenteja en el sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y, más aún, en el NOA, miran con recelo la próxima campaña, preocupados por el impacto que tendrá el aumento del 9% en los derechos de exportación de legumbres.
Claramente, es una situación que altera no solamente la economía de los productores y las localidades del interior del país que procesan legumbres, sino además el sistema agronómico que se verá disminuido en rotaciones.
En ese sentido, en diálogo con El ABC Rural, el ingeniero agrónomo Gabriel Prieto, responsable de la Agencia de Extensión del INTA Arroyo Seco, expresó que luego de una campaña dispar, “se espera otra muy pobre”.
“La sequía persistente en el sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires disminuyó la producción de arveja y lenteja, con rendimientos que sintieron ese golpe. Hubo lotes de arveja, por ejemplo, que no superaron los 2000 kilos por hectárea”, sostuvo el entrevistado.
Relevamiento de área
Si bien desde el INTA aún no hay datos sobre él área total implantada con arveja y lenteja durante la última campaña, los especialistas dan por hecho que en ambos cultivos hubo una baja en el nivel de siembra respeto a 2018/2019.
“Creemos que hubo un recorte de entre 30 y 35 mil hectáreas, tanto de lenteja como de arveja y una producción bastante más baja a la media de las zonas legumbreras”, insiste Prieto.
El especialista reconoce que, respecto al cultivo de lenteja en particular, 2019 fue un año con disminución de enfermedades vasculares que llevó a la obtención de mejores rendimientos que arveja.
“Si bien tanto arveja como lenteja no requieren gran disponibilidad de agua porque toman recursos desde el primer metro, fue ese metro el que estaba con estrés hídrico y definió el rendimiento hacia abajo”, agregó.
Rotaciones frenadas
Es conocido el beneficio agronómico y el margen de rentabilidad que genera la rotación de la secuencia legumbres-maíz, inclusive con ensayos técnicos que demuestran una clara adaptación a los sistemas imperantes en el país.
No obstante, el incremento en las retenciones aplicado a maíz y en particular a las legumbres, provocó que varios lotes de arveja y lenteja hayan desistido de tener al cereal como sucesor.
“Varios lotes de arveja y lenteja, con un escenario de retenciones en aumento para el maíz, fueron destinados a soja”, indicó el ingeniero.
“Además -dijo- los costos directos para sembrar maíz son inalcanzables para muchos productores que no tienen espalda financiera para invertir unos 500 dólares por hectárea”.
Retenciones: más del 9% para las legumbres
Para el Estado el derecho de exportación de legumbres se ubica en 9%, pero según Prieto esta cifra es un tanto “mentirosa” para el productor.
“Si el precio FOB de la arveja amarilla es de 250 dólares, el productor recibe 100 dólares, debido a los gastos de limpieza y acondicionamiento. Las retenciones se le saplica a esa cifra, con lo cual es casi el doble lo que le quitan al productor”, explicó el entrevistado.
En estas condiciones, los derechos de exportación van a dejar fuera de mercado a las legumbres que son fundamentales, como mencionamos anteriormente, para las rotaciones, el control de malezas y el cuidado del suelo.
“Los productores sienten que están complicados para sembrar arveja, lenteja y garbanzo en la próxima campaña, en especial los agricultores del norte del país que tienen que pagar, además de las retenciones, valores exorbitantes de fletes”, concluyó el profesional de INTA.
