“¿Te acordás de ese día? Finales de la década del ’70. En una chacra de mi patria gringa una familia de colonos pegaba una buena cosecha de trigo y, con mucho sacrificio juntando algunos ahorros sumado a que el gerente del Banco Provincia le aprobaba un crédito con una buena tasa de interés, lograban cumplir el sueño de poder comprar su primera cosechadora.
“Allá se fueron el padre con sus dos hijos adolescentes a la ciudad más grande de la zona, cabecera de su Departamento, a un representante de la marca Gema (1000).
“Luego de un rato de negociación, aquella flamante máquina amarilla que deslumbraba en la portada de la agencia podía ser de ellos, esa máquina que tanto soñaban viéndola en la revista Agronuestro. Y ahí nomas salieron, plataforma enganchada, el mayor de los hijos con un montón de ilusiones por delante y así fue cómo llegaba la cosecha del sorgo y encararon para cortar la primera melga, luego de algunos ajustes la flamante Gema estaba haciendo patria junto al Supersom y dos tolvitas traqueteando todo el día.
“De esta manera pasaron los años cosechando lo de su campo y prestando servicio en los campos vecinos y pudieron aguantar cosechas buenas y malas hasta que llegó el día allá por el año 95 que llegó el reemplazo y una nueva cosechadora ocupó el lugar en el galpón.
“Luego de un tiempo parada, llegó un nuevo dueño para la amarilla que estaba lista para seguir dando batalla y se fue de la mano de otro productor que la quería para cosechar en zona de pisos inundables, luego de varios años renegando en el barro, entre enterradas y tironeadas seguía ganándose su sustento y siguió alimentando a varias familias, hasta que llegó el día de darla de baja y la mandaron para un remate de fierros viejos.
Salvada del remate
“Cuando estaban por bajar el martillo a un chacaritero que convertiría cada una de sus partes en chatarra, levantó la mano un sureño de perfil bajo y ropa percudida de tanto trabajo. Y de esta manera llegó el destino final para la Gema que tanta patria hizo y se fue para el Sur del país a realizar un nuevo trabajo, el último trabajo, sacar embarcaciones de pesca de adentro del mar.
“Como una gladiadora que enfrentaba el primer lote de sorgo de esta misma manera afronta la salinidad de las aguas marítimas y sigue dando batalla hasta su último día de vida. Quizás no sea más que un fierro viejo, pero hizo patria como ninguna!”
Juani Fabro
Las Junturas (Córdoba)
Publicado en la página de Facebook de masrionegro
