En los últimos 20 años, el cultivo de girasol había sido desplazado de la zona agrícola núcleo, perdiendo el protagonismo tradicional que sostenía como cultivo en las rotaciones.
La tendencia al vuelco, enfermedades y ataque de pájaros, colaboraron para que el productor tomara esa decisión, aunque en los últimos años la mejora genética de híbridos para que tengan mayor resistencia al vuelco y enfermedades, mejoró el panorama de su cultivo.
Asimismo, mejores rindes, y un contexto de buenos precios, se vienen sumando al combo y se traducen en buena rentabilidad para el productor, por lo que en la zona agrícola núcleo, el cultivo de girasol aún tiene mucho para crecer.
En la campaña 2021-22, se destacó la presencia del cultivo en la región, debido a su buen precio y pronóstico de sequía, aunque la superficie no fuera significativa.
180 hectáreas en la zona de Rancagua, Pergamino
En la zona de Rancagua, localidad del partido de Pergamino, en el norte bonaerense, el año pasado sembró 180 hectáreas, entre cultivos de primera y segunda siembra, todo bajo arrendamiento y en lotes de baja calidad.
Digloria culminó la cosecha de los planteos de segunda, este miércoles 20 de abril a las 4:30 horas, y para conocer el resultado de esa alternativa de producción en la región agrícola núcleo, El ABC Rural dialogó con el productor pergaminense.
Rendimientos de entre 1.500 y 2.400 kilos
“En girasol de primera tuvimos rendimientos entre 1.500 y 2.400 kilos por hectárea, porque en alguna parte del lote hubo un fuerte viento que derribó plantas al piso y fue imposible poder levantarlas”, indicó el entrevistado, más allá que había elegido un buen híbrido, no muy alto para no tener problemas de vuelco, sembrado a mediados de octubre.
“Con el girasol de segunda obtuvimos 2.000 kilos por hectárea, labores que se extendieron hasta altas horas de la noche, adelantándonos a las lluvias que se pronostican para los próximos días, y así evitar pérdidas de calidad”, apuntó, en referencia al rendimiento de materiales sembrados a principios de diciembre.
En ese sentido, si bien Digloria señaló que el promedio de los dos primeros años fue de unos 3.000 kilos por hectárea en siembras de primera, sabía que este año el rinde sería menor, ya que la seca fue muy importante.
“Las temperaturas en enero fueron muy altas (más de 40ºC) y estuvimos 20 días sin precipitaciones, a lo que luego se sumó el vuelco por viento”, lamentó.
En cuanto a calidad de grano, una variable muy importante en el cultivo de girasol, ya que las empresas aceiteras pagan bonificación por ella, el productor pergaminense dijo que “parece buena, aunque el resultado del análisis de materia grasa demanda unos 15 a 20 días”.
Promedio de campaña positivo
-¿Cómo evalúan el resultado de su campaña de girasol, al menos prematuramente?
-En los lotes donde hubo vuelco por viento el resultado fue negativo, pero muy positivo donde no lo hubo, así que el promedio seguramente será positivo.
-¿Es un cultivo recomendable para la zona?
-Sí, el girasol es un buen cultivo para tener en cuenta en la región agrícola núcleo, pero como es muy susceptible al viento, y este año fue muy complicado en ese sentido, tuvimos problemas de vuelco. Por eso hay que ser cuidadosos, no hay que “enloquecerse” y realizar muchas hectáreas, sino ir probando de a poco para ir conociéndolo.
El ABC Rural