En lo que transcurre de enero el Paraná ya bajó un metro y enciende alarmas

Durante los primeros días de 2023, el río Paraná bajó casi un metro y las buenas expectativas que se preveían en diciembre parecen derrumbarse. La causa principal es la falta de precipitaciones en las provincias por donde transita el río más importante del país.

río Paraná
El titular del Instituto Nacional del Agua alertó por la "preocupante" bajante del Río Paraná. En lo que va de enero bajó casi 1 metro.

La bajante extraordinaria del río Paraná cursa su tercer año consecutivo y los pronósticos para los próximos días no son alentadores. De hecho, el nivel del caudal viene disminuyendo desde mitad de diciembre y en lo que va de enero el descenso fue de alrededor de un metro.

Los pronósticos del Instituto Nacional del Agua (INA) anticipan que para la semana que viene los registros pueden llegar a bajar hacia los 5 centímetros. De todos modos, estiman que para mitad del otoño podrían volver a registrarse alrededor de dos metros y medio.

En ese sentido, el subgerente de Sistemas de Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), Juan Borús, advirtió que el nivel del río seguirá bajando durante los próximos diez días hasta que vuelva a estabilizarse.

A pesar del panorama actual, rescató que en Rosario “hoy estamos 70 centímetros mejor que hace un año. Hay perspectiva a corto plazo para que se estabilice y la bajante está mejor que el año pasado”, aseguró.

Gradual tendencia ascendente

En el último pronóstico del INA sobre la bajante del río Paraná, se estima que la altura puede oscilar, hasta el 24 de enero, entre los 5 y los 80 centímetros, aunque las alturas centrales se mantendrían entre los 40 y los 46 centímetros. Y a largo plazo, Borús consideró que habrá una “gradual tendencia ascendente”, aunque sin salir de los niveles de aguas bajas (inferiores a 2,40 metros).

“En principio, el escenario más probable es que en la segunda mitad del otoño estemos hablando de una condición de aguas bajas normales”, manifestó el funcionario.

La sequía que azota a gran parte del país está estrechamente ligada al nivel de los ríos. Sin precipitaciones en la Cuenca del Plata, es difícil que los caudales retomen sus valores normales, mientras que los suelos siguen sufriendo el castigo de la falta de agua.

Preocupa la falta de lluvias

En relación a la problemática de la sequía, el especialista destacó que la preocupación, más que en el río, está en las lluvias locales sobre provincias como Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, Formosa, Chaco y Corrientes.

“Las condiciones hídricas son deplorables y tienen un montón de consecuencias, especialmente la de consumo en poblaciones rurales, lejos de zonas de distribución”, argumentó el vecero al diario rosarino La Capital.

Buenos registros en 2022

Las condiciones actuales del río difieren con las mediciones alentadoras que se comenzaron a experimentar a la altura de las costas rosarinas durante el año pasado.

A finales de abril, el nivel del caudal del río volvió a situarse por encima de los dos metros luego de dos años de registros muy bajos, incluso negativos. Esto volvió a repetirse a mitad de junio.

El momento álgido del caudal del río fue el 19 de noviembre, cuando la marca alcanzó los 3,03 metros. Desde entonces, fue bajando gradualmente hasta tener un descenso estrepitoso en lo que va de enero: los primeros registros del año se ubicaron en 1,42 metro, mientras que los valores actuales son de poco más de 40 centímetros.

La sequía que azota a gran parte del país está estrechamente ligada al nivel de los ríos.

Con los bajos niveles actuales, desde Aguas Santafesinas remarcaron que el año pasado, en esta misma época, el río presentaba valores negativos y que el servicio se sostuvo sin cortes.

Sobre la situación actual, señalaron que actualmente hay plena capacidad de captación y que cualquier disminución del servicio se debe a la alta demanda por el verano. De todos modos, indicaron que bombear agua del río en épocas de bajante conlleva un mayor desgaste de bombas y equipos.

El ABC Rural