En la Argentina en el año 1992, junto con la convertibilidad, vino la apertura indiscriminada de mercados y fue el inicio de un problema que se llevó, durante esa década, la salida de más de 4.000 productores porcinos, llegando en 1999 a representar el 72% de lo que consumíamos los argentinos de carne de cerdo. Y ahora la actualidad porcina también preocupa.
Las importaciones fueron el principal problema con el que hubo que luchar en el sector porcino, y en 2020 parecía totalmente controlado, cuando las exportaciones superaron a las importaciones y Argentina tuvo saldo positivo en cantidad y divisas.
Pero el año pasado, en especial el segundo semestre, significó un fuerte retroceso, con una importación de 25.000 toneladas en ese período, que proyectadas hubieran sido más de 50.000 al año, la segunda cifra más alta desde el 2002.
Al respecto, el ingeniero zootecnista Juan Uccelli, reconocido analista porcino de JLU Consultora, realizó un informe donde se refirió al impacto de la actualidad porcina argentina por la suba de importaciones, resumido y acondicionado periodísticamente por El ABC Rural.
El profesional planteó dónde se genera el problema de las importaciones en la actualidad porcina, quienes se ven afectados directamente con la facilidad de las mismas y quienes aprovechan un negocio para sus “bolsillos”.
De no hacerse nada, provocaría cierre de establecimientos
“Las importaciones que en el 2020 habíamos pensado que ya no molestarían nunca más a la producción local, volvieron a generar problemas que, a medida que pasa el tiempo, están complicando a los productores locales”, informó Uccelli.
“De no hacerse nada y seguir todo así, provocaría el cierre de establecimientos, empezando como siempre por los pequeños y medianos”, lamentó.
En ese sentido, explicó que “el exceso actual de producción de carne de cerdo de Brasil no solo afecta a su propio mercado con una caída impresionante del valor que se paga el capón vivo, sino que también están ahogando a los países de la región con ofertas a precios irrisorios, pasando sus problemas como vasos comunicantes”.
Siempre que alguien pierde, otro gana
Por lo tanto, el reconocido analista recordó que siempre que alguien pierde, otro gana. “Los que pierden representan el 78.4% de mano de obra del sector. Pierde también el consumidor porque no baja nada el precio que pagan y le venden un producto congelado, como si fuera fresco engañándolo. Pierde el país, porque expulsa divisas que necesita en productos que no necesita”, destacó.
“Solo ganan un grupo de más de 25 importadores que hacen su grosera diferencia y reviven la famosa bicicleta, no financiera, sino importadora”, lamentó.
-¿Qué podría hacer el Gobierno nacional ante esta situación?
-Hay posibilidades de tomar medidas de coyuntura que alivien el problema actual e impidan que el mismo se agrave, porque en el país que necesita desarrollar mano de obra, castigamos a los que la generan y beneficiamos a los que no la componen.
El ABC Rural